Circulas tranquilamente por la carretera, nada sucede y el viaje está siendo delicioso, sin sobresaltos. Esta es la tónica general de la gran mayoría de conductores, pero de repente, algo se tuerce y nada parece bajo control. Puede ser una placa de hielo, puede ser un camión volcado, puede ser un animal que cruza desorientado la carretera. Sea lo que sea, nosotros podemos perder el control, pero afortunadamente los coches de hoy en día están siempre alertas, y toman decisiones por nosotros en centésimas de segundo, salvándonos la vida. ¿Cómo puede un coche anticipar un accidente y evitarlo en décimas de segundo?
Nuestros coches no son autónomos, sí automatizan tareas
Un coche no necesita ser 100% autónomo para disponer de automatizaciones. Pensemos en el control de crucero: es un sistema automatizado que se encarga de mantener la velocidad constante, mientras que nosotros quedamos liberados de esa tarea, por otro lado irrelevante si circulamos por autovía o autopista, salvo que necesitemos frenar, y cuya automatización nos permite concentrarnos completamente en la carretera y el volante. Esa es la misión de la autonomía del coche: facilitarnos la vida.
Los coches modernos, y más los que están matriculados a partir del 1 de noviembre de 2014, disponen de sistemas de seguridad activa que están siempre alertas ante cualquier indicio de problemas. El ESP es un sistema de seguridad que monitoriza decenas de veces por segundo las velocidades relativas de todas las ruedas, para así poder detectar cualquier anomalía en la trayectoria del coche. El sistema compara la trayectoria que debería seguir el vehículo (a partir de la posición del volante) con la trayectoria real que sigue el vehículo: no tiene por qué ser la misma y es en ese caso cuando hay problemas.
El ESP analiza la velocidad de giro de las ruedas, y en cuanto detecta una anomalía (una rueda gira a una velocidad diferente a la esperada, dentro de cierto margen) interviene actuando sobre cada una de ellas para redirigir el vehículo a la trayectoria correcta. Todo esto sucede, a veces, sin enterarnos, y por eso se considera que este sistema toma decisiones por nosotros. El ESP es capaz de corregir el subviraje y el sobreviraje inesperados, y lo único de que tiene que preocuparse el conductor es de mantener la trayectoria deseada gracias a la posición del volante.
Pero no solo el ESP interviene en el caso de una emergencia en la conducción. Existen sistemas que son capaces de detectar cosas tan importantes como una carencia de presión sobre el pedal de freno en situaciones comprometidas, y que reaccionan aplicando potencia máxima de frenado al coche. No todo el mundo sabe reaccionar correctamente ante una situación de frenada de emergencia (de hecho, más del 90% de los conductores no frena con la fuerza suficiente en situaciones de emergencia), y la precarga del sistema de frenado es fundamental para lograr evitar en lo posible una colisión. Una evolución sería el asistente para la frenada autónoma, que frenaría automáticamente si el conductor no reacciona a tiempo ante un peligro.
Si además añadiésemos otra característica al sistema de frenado de emergencia ya descrito, como es la capacidad de maniobrar sin nuestra intervención, el sistema todavía sería más efectivo. De hecho existe algo similar, un sistema que no solo frena a toda potencia, sino que si en el último momento se ve claro (se calcula) que no se puede evitar la colisión solamente con la frenada, el sistema gira el volante para evitar el obstáculo. Esto ya es un nivel más que nos acerca al coche autónomo, aunque de momento los sistemas automatizados solo toman el control cuando no es viable una solución “humana”.
La tecnología actual hace posible la toma de decisiones de este tipo por parte de un procesador o una centralita, que actúa sobre los diferentes sistemas del coche. De aquí hasta el verdadero coche autónomo queda un largo trecho que se va recortando paulatinamente, pero que ha de lidiar con problemas complejos que involucran, sobre todo, tráfico no predecible y peatones. Pero todo es cuestión de seguir trabajando en ello.