Desde hace tiempo se sabe que en el desarrollo en la inteligencia artificial se debe procurar incluir algunas cuestiones que en principio quedan fuera de la búsqueda directa de las soluciones, que es lo que básicamente hacen los algoritmos más sencillos.
Eso incluye, entre otras cuestiones:
- La detección y clasificación de escenas y objetos, que permite determinar qué está viendo e interpretando la IA en una situación o escena determinada.
- La inteligencia artificial explicable, donde las máquinas son capaces de justificar a los expertos el porqué de su toma de decisiones.
- La interacción en lenguaje natural para complementar todo lo anterior de forma rápida y segura, por ejemplo, mediante un asistente que transmite las instrucciones por voz y explicando qué hay que hacer.
Un estupendo ejemplo de esta nueva interacción entre personas y máquinas puede verse en el vídeo de los Laboratorios MERL de Mitsubushi Electric, en lo que han denominado interacción dependiente de las situaciones (técnicamente, «escenas»). La IA básicamente analiza la situación mediante los diferentes sensores habituales de los automóviles (cámaras, micrófonos, LiDAR) e interactúa con ese entendimiento según los principios anteriores, empleando el lenguaje natural.
El resultado es que instrucciones que hoy en día consideramos normales, del estilo «En 100 metros, gire a la derecha», pueden reemplazarse por otras mucho más humanas y fáciles de entender, del tipo «Sigue al coche negro que gira a la derecha» o «Gira a la izquierda en el edificio que tiene un anuncio».
Las instrucciones que este tipo de sistemas pueden generar incluyen avisos y advertencias que mejoran la seguridad durante la conducción, del tipo: «Cuidado con el autobús gris que viene de frente» o «Hay un coche rojo adelantándote por la izquierda». Como los sensores captan tanto los vehículos y su tipología como los peatones y otros objetos, es normal oír también avisos del estilo «Cuidado con el peatón que cruza desde la izquierda» o «Se aproxima un ciclista por la derecha». En caso de dificultad, el conductor también puede pedir ayuda verbalmente: si hay dos coches, ambos grises y el sistema ha sugerido «Sigue al coche gris para girar a la izquierda», basta decir «¿A cuál de ellos?» para que aclare «Sigue al coche gris del carril de la izquierda para girar».
Esta forma de interactuar es para todos nosotros más natural, intuitiva y cómoda. Pero sobre todo es más efectiva y, en cierto modo, humana. Pero tan importante como todo lo anterior es que también resulta más segura pues evita las explicaciones «robóticas» difíciles de entender, adaptándolas al nivel conversacional, a cómo lo explicaría cualquier copiloto humano.