Ingenio y educación STEM para reinventar la rueda con que moverse en la Luna, Marte y más allá
El famoso dicho acerca de que «no hay que reinventar la rueda» es cierto para muchos artilugios, pero desde luego no tanto los laboratorios de investigación, los talleres de automoción o en la mismísima NASA. Allí trabajan personas cuya misión consiste precisamente en inventar nuevas ruedas más versátiles, duraderas y prácticas, capaces de mover vehículos sobre las rocas y el polvo lunar o los desiertos de Marte. Y la educación STEM tiene buena parte del mérito.
La importancia de la educación y los trabajos STEM
La NASA tiene en sus vídeos divulgativos Surprisingly STEM, dedicados a la educación STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), un capítulo dedicado precisamente a los «ingenieros de ruedas espaciales», hombres y mujeres que dedican su día a día a esta tarea tan peculiar.
En el Centro de Investigación Glenn de la NASA trabaja Heather Orevac, una ingeniera de investigación cuyo trabajo consiste en el desarrollo y las pruebas de nuevas ruedas y neumáticos para misiones tanto robóticas como tripuladas. Naturalmente, cuando de niña comenzó a interesarse por la ingeniería ni se le pasó por la cabeza que acabaría «reinventando ruedas» para desplazar vehículos robóticos en Marte.
Una larga historia de invenciones
Desde hace décadas la NASA ha trabajado en desarrollar nuevos materiales para ruedas y neumáticos: se hizo a partir de la misión Apolo 14 y se ha hecho con cada uno de los rovers lunares y marcianos.
Un centro de pruebas muy realista
El Centro de Investigación cuenta con entornos donde se pueden simular las condiciones con que se encontrarán los vehículos cuando lleguen a la Luna y a Marte. Suelos rocosos, polvo lunar (auténtico) y gigantescas superficies a modo de «areneros» donde se combinan piedras y otros materiales para dotarlos de mayor realismo.
Otro de los factores que se ha de tener en cuenta en el laboratorio es la diferencia de gravedad, por ejemplo, en la Luna sólo hay una sexta parte de gravedad que en la tierra, lo que hace que el agarre de los neumáticos sea también menor. Esto se consigue con cables que sujetan de forma elástica los vehículos para simular que pesan menos, pero manteniendo el resto de sus características intactas.