El cargador de automóvil eléctrico más rápido del mundo alcanza ya los 600 kW de potencia en corriente continua. Lanzado por el grupo Geely en septiembre de 2022, es compatible con el primer eléctrico del mundo con 1.000 km de autonomía, Zeekr 009. Esta tecnología ultrarrápida proporcionará a este modelo 300 kilómetros de autonomía con cinco minutos de carga. Viridi E-mobility Technology (VREMT), filial de Zeekr, comercializa esta carga en su red en China.
En España, los cargadores más rápidos suministran una potencia de 400 kW y se encuentran en el hub de la Plaza de Canalejas en Madrid. Sin embargo, en nuestro país todavía no se comercializan vehículos compatibles con esta carga ultrarrápida. Eso sí, ya es posible encontrar varias estaciones de carga públicas con cargadores ultrarrápidos de 350 kW. Con esta potencia, por ejemplo, un coche que ofrezca una potencia de carga máxima de 240 kW, podría recargar su batería al completo en unos 20 minutos. Aunque todavía pocos coches eléctricos son compatibles con esta potencia.
Con potencias de 400 kW y 350 kW hablamos de máximos, pero dentro de la carga ultrarrápida también se incluyen actualmente los cargadores de 150 kW, aunque no todos los coches eléctricos la admiten. Actualmente, las tomas con una potencia inferior a los 150 kW se consideran carga rápida y casi todos los fabricantes de coches eléctricos la admiten. El nuevo Volvo XC40 Recharge, completamente eléctrico, reduce el tiempo de carga hasta los 32 minutos con un cargador de 150 kW.
Los cargadores ultrarrápidos y rápidos, que suministran la carga en corriente continua (CC), están ideados para cargar los coches eléctricos en estaciones públicas o electrolineras. Lo habitual es recargar los vehículos electrificados en casa por la noche con un cargador de corriente alterna (CA) tipo Wallbox específico para este tipo de coches. En este caso los tiempos de recarga son más lentos, suele llevar varias horas. Con un cargador doméstico con una potencia de 11 kW (trifásica) este proceso dura 8 horas.
En España, el 83% de los puntos de recarga públicos son de carga lenta (potencias iguales o inferiores a 22 kW), según el último Barómetro de electromovilidad de ANFAC. “El despliegue de puntos de recarga de al menos 150 kW es fundamental para que el vehículo eléctrico pueda ser empleado en trayectos de larga distancia por carretera, permitiendo tiempos de carga de entre 15 y 27 minutos”, señala. Esta falta de infraestructuras de alta potencia está impidiendo el desarrollo de la movilidad eléctrica en nuestro país, según el informe.
ANFAC destaca también la importancia de los puntos de recarga de al menos 250 kW para la movilidad eléctrica de los vehículos pesados. Faltan instalaciones de este alto voltaje en las principales carreteras y corredores de España: “Se aprecian hasta 41 zonas donde hay más de 100 kilómetros sin ningún punto de recarga de acceso público, de al menos 250 kW. Al menos 4.100 km, de los casi 7.300 km representados en estos corredores, no tienen cobertura de puntos de recarga de alta potencia”.
Pero abusar de la carga ultrarrápida puede traer consecuencias negativas en la batería del vehículo eléctrico. Porque cuanto más rápida es la carga, más se degrada la batería. Así que lo ideal es recargarlo en casa con una velocidad lenta o media (siempre siguiendo las recomendaciones del fabricante) y recurrir de forma puntual a la carga rápida cuando estamos en pleno viaje y necesitamos recargarlo para continuar con el desplazamiento por carretera.
Así como la autonomía de las baterías avanza imparable, la tecnología de carga también evoluciona a pasos agigantados y el objetivo de cargar el coche eléctrico en tiempos similares a llenar un depósito de gasolina está cada vez más solicitado. La tecnología para ello ya existe, pero ahora queda el reto de que este veloz proceso no degrade las celdas. Cuestión de tiempo nada más: investigadores del American Chemical Society (ACS) calculan que esta carga hiperrápida segura será una realidad en cinco años.
