Suele usarse como frase con connotaciones de imposibilidad aquello de “no vas a reinventar la rueda“, pero resulta que ahora un inglés llamado Willam Liddiard lo ha hecho realmente: ha diseñado un ingenioso nuevo tipo de rueda que hace “algo más” que el viejo invento, considerado por muchos el primero de la humanidad.
El invento de Liddiard, que ya existe en forma de prototipo y puede verse en acción en un vídeo, puede usarse con un coche normal y corriente. Ha sido patentado con el curioso nombre de rueda omnidireccional. Y eso es precisamente lo que hace: moverse en todas direcciones. Algo un tanto extraño en un mecanismo que tradicionalmente solo puede ir hacia adelante y hacia atrás y cuyos giros están limitados a los que se puedan realizar con un volante.
Las ruedas de Liddiard tienen el tamaño y forma de las ruedas normales y corrientes; de hecho encajan con los pernos (tornillos) que equipan los vehículos convencionales. La diferencia es que el neumático está fabricado con un material de forma toroidal que puede girar alrededor de su eje (lo que sería la circunferencia de la rueda). Algo así como cuando te quitas los calcetines enrollándolos y todavía puedes hacerlos girar alrededor del pie.
La ventaja de este nuevo tipo de movimiento es que el coche puede realizar giros y movimientos que de otra forma no serían posibles. Puede girar sobre su centro en un radio cero, lo cual mejora mucho respecto al “radio de giro” de varios metros que suelen tener. También puede desplazarse en horizontal de izquierda a derecha (no solo de adelante atrás), lo cual tiene curiosas aplicaciones, como por ejemplo facilitar un aparcamiento perfecto a la primera.
Además de la parte mecánica su inventor se ha preocupado de que sean suficientemente resistentes como para aguantar el uso convencional de un coche; de hecho, están construidas con los mismos materiales: caucho u otros compuestos, además de la parte mecánica. Naturalmente el motor eléctrico de cada rueda tiene fuerza suficiente como para realizar los desplazamientos sin problemas, aunque lo de la resistencia a largo plazo (y el mantenimiento) es lo que más dudas presenta. Si el invento sigue su camino y llega a financiarse y producirse en masa será algo que decidirá el tiempo.
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