La colisión por alcance es una de las principales causas de lesión en los recorridos urbanos. De hecho, la inmensa mayoría de casos de colisión por alcance se producen a bajas velocidades y en la ciudad, frente a cualquier otro escenario o velocidad (por ejemplo, en autovía o en carretera secundaria). Se conocen así a las colisiones que se caracterizan por un impacto en la zona trasera del vehículo, normalmente en un semáforo, o ante una rotonda o una señal de STOP.
La principal consecuencia de una colisión por alcance es el conocido como latigazo cervical. Este se produce cuando, una vez recibido el impacto trasero, se flexiona el cuello más allá de su movimiento fisiológico para que, de manera inmediata, la cabeza sea lanzada contra el reposacabezas. En ese momento se pueden ver afectados entre otros, las vértebras, las estructuras ligamentosas, los músculos y otros tejidos.

Normalmente, el accidente por alcance se produce por un despiste, ya sea por parte del conductor que impacta o por parte del conductor alcanzado. El conductor que alcanza puede perder de vista la situación que tiene delante por cualquier estímulo, como una llamada telefónica, el lloro de un niño en los asientos traseros, o cualquier otra cosa, y por ese motivo alcanza al coche que lleva delante, que está parado o circula a una velocidad muy reducida.
Otra causa de un golpe por alcance es un frenazo repentino por parte del conductor alcanzado, que hace imposible la reacción del conductor que le sigue por múltiples causas, como no reaccionar a tiempo, o por no aplicar la suficiente fuerza de frenado en esa situación de emergencia. Por supuesto, al frenazo inesperado se puede sumar la distracción del segundo conductor.
En una colisión por alcance, ¿quién paga?
Además de la consecuencia física del latigazo cervical, el susto y los daños materiales, suele surgir la duda de quien tiene la culpa o responsabilidad en esas situaciones. Por regla general, el conductor que alcanza suele considerarse siempre como responsable, y son pocas las ocasiones en que el otro conductor ha de asumir la responsabilidad.
En la gran mayoría de casos el conductor que alcanza es el culpable debido a un exceso de velocidad, a no guardar la debida distancia de seguridad, a despistes provocados por la atención a dispositivos móviles, conversaciones o discusiones en el coche.
¿Cómo se pueden evitar las colisiones por alcance?

Existen dos formas principales para evitar las colisiones por alcance. La primera es mantener el 100% de atención en la conducción y dejar de lado cualquier fuente de distracción. Mantener una distancia de seguridad adecuada y respetar los límites de velocidad es imprescindible para conseguir evitar el alcance a otros vehículos.
La segunda opción es disponer de los sistemas de seguridad activa lo más avanzados posible. Existen en el mercado una serie de opciones de seguridad que pueden detectar posibles colisiones por alcance y, o bien alertar al conductor, o bien tomar el control del coche y efectuar una frenada de emergencia, incluso complementando la propia acción de frenado del conductor.
Los coches inteligentes pueden evitar las colisiones por alcance. Por ejemplo, está el sistema de alerta de colisión frontal, que analiza todos los objetos en un radio de 150 metros delante del vehículo y, si el impacto es inminente, avisa al conductor y prepara los frenos para detener el vehículo.