Uno de los retos de los coches autónomos, en cuanto a su visión artificial, es la capacidad para procesar la información en condiciones de baja visibilidad: cuando es de noche o cuando las condiciones meteorológicas (lluvia, nieve) son adversas. Pero ahora un equipo de investigación del Instituto de Tecnología de Massachusetts ha desarrollado un nuevo método mediante láser para poder ver objetos a través de la niebla más espesa, una de las situaciones más habituales en muchas carreteras y calles.
Algunos vehículos utilizan LIDAR (una especie de “sónar de luz”) o cámaras infrarrojas como alternativas, pero tiene el inconveniente de que son relativamente caros y por tanto no resultan tan convenientes como las cámaras convencionales. El sistema del MIT emplea un láser invisible que emite pulsos con los que puede calcular la distancia a los objetos que tiene enfrente, midiendo el tiempo que tardan los pulsos en rebotar y llegar a una cámara digital convencional.
La forma en que funciona es una combinación de mediciones muy precisas de los pulsos y un análisis estadístico que tiene en cuenta la forma en que las partículas de agua de la niebla refractan la luz y la forma en que los objetos la reflejan –que son las dos cosas que básicamente le sucede a la luz cuando viaja a través del aire. En las primeras pruebas con un modelo a escala comprobaron que la combinación de cámara y láser llegaba bastante más allá que la visión humana del ojo y que otros sistemas convencionales digitales, que es lo importante en este caso; normalmente los reflejos y refracciones de la luz “despistan” a las cámaras tradicionales.
El resultado es que la tecnología del MIT podría utilizarse en el futuro para crear un modelo sencillo de cualquier escena en condiciones de niebla, pero sobre todo para calcular las distancias, aunque detalles como las texturas o colores no queden muy bien definidos. Siendo realistas, una persona no podría ni calcular ni ver una cosa ni la otra, así que esta aproximación es cuando menos superior.
Usando una métrica llamada “profundidad óptica” han calculado que las pruebas de laboratorio que han realizado equivaldrían a una distancia real bajo niebla espesa de unos 50 metros en un escenario real. Con estas tecnologías eso de “poder ver a través de la niebla” ya no es solo algo deseable sino que comienza a ser algo que podríamos ver en los vehículos dentro de algún tiempo.