Aunque estamos acostumbrados a que los vehículos no tripulados sean automóviles o pequeños rovers con ruedas también es cierto que hay otros que vuelan, participan en operaciones de rescate marino o en la limpieza de fondos de lagos y estanques. Una compañía canadiense llamada Deep Trekker se ha especializado en adaptar los rovers que fabrica a todos estos entornos, creando «soluciones para entornos difíciles», capaces de llegar a donde los demás vehículos no llegan. El Onyx, uno de los últimos modelos, es directamente anfibio: puede funcionar tanto en terrenos embarrados como bajo el agua. No son tan espectaculares como los rovers marcianos de la NASA, pero casi.
Vehículos no tripulados para cada misión
Una de las curiosidades es la gran cantidad de modelos que existen, cada uno adaptado a una situación en concreto. Hay modelos de rovers para moverse por tierra, bajo el agua e incluso por ambos entornos a la vez. Algunos se utilizan para inspecciones industriales, pero otros para complementar a las patrullas de seguridad o incluso para batir campos de minas. Algunas de sus características comunes son:
- Están fabricados con materiales rugosos, resistentes e impermeables; básicamente están pensados para sobrevivir en las condiciones más extremas y entornos hostiles: caminos embarrados y pedregosos, las sucias aguas de los alcantarillados o incluso en pleno mar.
- Vienen empaquetados en maletas ya montados y listos para usar. Son fáciles de transportar y no se necesita mucho tiempo para ponerlos en marcha. La idea es que se puedan recibir, sacar y poner en marcha en pocos minutos.
- Pueden adaptarse según las necesidades de cada caso. Algunos modelos tienen piezas para cambiar un sensor sonar (ultrasonidos) por un LiDAR (láser) si eso es más adecuado para la misión y cuentan con una gran variedad de complementos.
El Onyx, una plataforma flexible
El Onyx sería un buen ejemplo de estos vehículos no tripulados, pues es básicamente una plataforma de hardware sobre la que construir o customizar un rover especializado para realizar alguna tarea concreta.
Entre sus principales características están:
- Sumergible (IP68) hasta 50 metros
- Ruedas de goma todoterreno
- Cámara 360º (1080p o 4K)
- Sonar y LiDAR
- Plataforma elevada para evitar obstáculos (10 cm)
El Onyx tiene una batería de iones de litio de 232 Wh que le proporciona aproximadamente dos horas de autonomía. Los operadores lo manejan de forma inalámbrica cuando está en tierra y a través de un cable físico cuando se sumergen bajo el agua. Los controles son prácticamente tan sencillos como los de un videojuego; una pantalla de 7 pulgadas, del tamaño de un móvil, permite ver lo mismo que ve el rover, como si se estuviera allí.
La versión básica de este modelo tiene un peso total de unos 26,5 kg pero puede cargar con prácticamente su propio peso (25 kg) sin problemas, moviéndose por pendientes de hasta 45 grados. Incluso tiene un modo especial para remolcar pesos de hasta 36 kg. A la cámara de alta definición hay que añadirle varios focos que iluminan el entorno en caso de que el rover esté en un lugar oscuro.
Ver estas pequeñas bestias tecnológicas en acción produce una sensación muy curiosa de admiración por la tecnología; en el canal de Deep Trekker en YouTube hay tanto ejemplos de usos prácticos como de las características de los vehículos y complementos. Baratos no son, porque algunos cuestan tanto como un automóvil de gama medio-alta, pero es el precio de la especialización. Cuando se usan en labores de rescate y bajo el agua resultan espectaculares y efectivos, casi tanto como cuando ruedan por terrenos difíciles e impracticables.