Un proyecto conjunto con el nombre de PV-SÜD, promovido por el Instituto Austríaco de Tecnología, el Instituto Fraunhofer de Sistemas de Energía Solar y la empresa Forster Industrietechnik busca nuevas opciones para aprovechar la energía de la luz del sol captada en carreteras.
La idea básica es aprovechar la superficie de las grandes autopistas cubriendo algunos tramos con gigantescos paneles fotovoltaicos que capten y conviertan la energía solar en electricidad limpia. Esa energía puede entonces utilizarse tanto para alimentar a los edificios de las inmediaciones (áreas de servicio) como para el alumbrado de las vías y las luces de los túneles.
La idea no es nueva y es algo que se ha explorado de diversas formas en la última década. Es muy similar al proyecto Solar Serpents in Paradise, del sueco Mans Tham, para la carretera de Santa Mónica en California (Estados Unidos): 24 kilómetros de largo y 40 metros de ancho de futurista diseño. En Corea hicieron otro tanto con una sección de carril bici de 32 kilómetros entre Sejong y Daejeon, integrada en una autovía. Otras ideas son las de la carretera china de Jinan (Shandong) cuyo asfalto se recubrió con 1 kilómetro de paneles solares y sobre el que circulaban los coches. Incluso está el caso del túnel solar de Amberes (Bélgica) que alimenta a los trenes que circulan por su interior. Algunos de estos proyectos no llegaron siquiera a iniciarse y se quedaron en ideas sobre el papel; otros cumplieron con su función y siguen en activo con mayor o menor éxito.
En el nuevo proyecto PV-SÜD se plantea una experiencia piloto para valorar todos los aspectos que un «techo solar» puede tener sobre las autopistas y su entorno, entre ellos:
- Aprovechamiento de la energía para túneles, farolas e instalaciones cercanas.
- Reducción del ruido en los alrededores.
- Menor desgaste del asfalto debido a las inclemencias del tiempo (lluvia, calor).
- Limitaciones técnicas de este tipo de instalaciones.
Llevar las ideas a la práctica, aunque sea en un tramo no muy extenso, es importante: los diseños actuales antes mencionados se han encontrado con todo tipo de problemas tras su finalización, algunos no previstos en principio. El más habitual es que los panales normalmente no pueden orientarse, lo que hace que se desaproveche buena parte de la energía solar incidente. Otro es que los paneles requieren mucho mantenimiento dependiendo de las condiciones climatológicas, principalmente frío o calor extremos, además de una limpieza periódica. Cuando se crea una estructura de este tipo además hay que tener en cuenta los drenajes para la lluvia, el viento y la nieve.
También se ha comprobado que los paneles que se instalan en el suelo, ya sean para vehículos particulares, transporte público, bicicletas o peatones, sufren de roturas y, pese a su especial resistencia, muchas veces se vuelven quebradizos debido al estrés producido por las fuerzas y golpes de los vehículos que circulan sobre ellos. Esto incluso depende del tipo de firme de la carretera. En este este sentido los técnicos vieron que las autopistas bajo rasante (por ejemplo las chinas) son a veces más adecuadas que las construidas sobre rasante (como las americanas) que son más flexibles y con tendencia a desplazarse.
La idea para el equipo multidisciplinar detrás del proyecto PV-SÜD es estudiar científicamente todos estos factores, teniendo en cuenta además cuál sería la viabilidad económica derivada de esos requerimientos técnicos. Esto puede llevar al desarrollo de nuevos módulos fotovoltaicos específicos para esta finalidad o a considerar que las inversiones pueden ser adecuadas si, gracias a la instalación de un «techo solar», la vida media de la autopista que circula por debajo aumenta varios años y genera energía suficiente incluso para recargar vehículos en estaciones de recarga especiales.