El Volvo EX30 nacía siendo el Volvo con la menor huella de carbono fabricado hasta ahora por la marca. Ahora os podemos contar que esta afirmación está respaldada por el informe de evaluación del ciclo de vida (LCA) del vehículo, que cualquier persona interesada puede consultar completo si tiene interés. Está disponible online en formato PDF. Pero vayamos por partes.
Volvo EX30, pequeño, eléctrico y sostenible
Recordemos que estamos hablando del Volvo EX30, un SUV pequeño y totalmente eléctrico. Estas dos características, sumadas a un enfoque global en favor de la sostenibilidad, hacen posible el objetivo de lograr una huella de CO₂ un 75% más pequeña que los otros modelos eléctricos de Volvo Cars.
Parte de este enfoque global se basa en el uso de materiales sostenibles, es decir, reciclados y también reciclables. Por ejemplo, el 25% del aluminio y el 17% del acero utilizados proceden del reciclaje; y como hablamos de un coche pequeño, también se utiliza menos material. También el 17% del material plástico usado, tanto en su interior, como en los parachoques exteriores, se obtiene de plásticos reciclados. Siguiendo la filosofía de la economía circular, el objetivo es que el 95% del vehículo se recupere al final de su vida útil.
El tema de la reducción de emisiones también se contempla en conjunto. Al ser un vehículo con motor eléctrico, su uso no emite CO₂, pero también se han disminuido las emisiones en las fases de diseño, desarrollo, fabricación y transporte. Se usa energía limpia en la cadena de fabricación y suministro, y se implica en este esfuerzo a los proveedores.
Informe de evaluación del ciclo de vida (LCA)
El informe de evaluación de ciclo de vida del Volvo EX30 que Volvo Cars ha liberado recientemente confirma, e incluso mejora, las cifras sobre la huella de carbono que se habían puesto sobre la mesa al empezar a comercializar el vehículo.
La principal conclusión del informe es que este vehículo tiene una huella de carbono total de 23 toneladas por cada 200.000 km, cuando se había hablado de situarla por debajo de las 30 toneladas. Esta cifra supone aproximadamente un 60% menos que la huella de carbono del Volvo XC40 ICE, un modelo de gasolina.
La evaluación de ciclo de vida del Volvo EX30 (Life Cycle Assessment, en inglés) identifica todos los materiales y procesos que suponen emisiones. Se centra en las emisiones de gases de efecto invernadero y abarca todo el ciclo de vida del vehículo.
Tal y como explica Jonas Otterheim, responsable de acción climática de Volvo Cars: “Con el estudio sobre la huella de carbono del EX30 y la identificación de sus principales materiales y procesos pretendemos aportar información valiosa que sirva para orientar las decisiones hacia una mayor sostenibilidad, tanto en el seno de nuestra empresa como en el sector en su conjunto”.
De hecho, este no es el único LCA sobre huella de carbono que ha realizado la marca: el del Volvo EX30 se suma a los de otros dos vehículos totalmente eléctricos: el Volvo EX40 y el Volvo EC40.
Otro paso más, pero no el último
Otra conclusión interesante del informe es que si el origen de la electricidad que se utiliza para recargar el EX30 es eólico, la huella de carbono se reduce aún más que si se emplea para ello el mix eléctrico global o el mix eléctrico europeo. Esto depende, obviamente, de las inversiones en infraestructura de energía renovable que se efectúen a escala global.
Esto no está en las manos de Volvo Cars. Pero sí está al alcance de la marca seguir reduciendo la huella de carbono del Volvo EX30 con acciones puestas en marcha tanto en la cadena de suministro como en el proceso de fabricación. Gracias a lo que ya se ha hecho, el Volvo EX30 con batería LFP tiene un impacto estimado cradle-to-gate (de la cuna a la puerta, no incluye el posterior uso del vehículo) de 14,8 toneladas.
Se van a seguir reduciendo aún más las emisiones de CO₂ en las fases de producción de los materiales y el vehículo, gracias a la colaboración con los proveedores que participan en cualquier parte de la cadena de valor. Sirva como ejemplo: para el año 2025 los proveedores de baterías “se están esforzando por reducir un 20% las emisiones generadas para fabricar la batería LFP y un 46% las emisiones generadas para fabricar la batería NMC2”. Lo van a conseguir utilizando electricidad procedente de fuentes renovables y aumentando el porcentaje de contenido reciclado en sus materiales.
Como siempre, os recordamos que todos estos pasos no son acciones aisladas, sino parte de una estrategia de sostenibilidad que evoluciona. Entre los objetivos de Volvo Cars para el año 2030 están: reducir las emisiones de CO₂ por vehículo en un 75% y que todo el catálogo de la marca sea 100% eléctrico. Para el año 2024 el objetivo es alcanzar emisiones netas cero de gases de efecto invernadero.
