El pasado 16 de abril falleció el actor norteamericano R. Lee Ermey, recordado principalmente por su memorable papel de sargento cascarrabias en la película ‘La Chaqueta Metálica‘, de Stanley Kubrick. También este pasado 3 de abril encontramos una efeméride menos triste y es la celebración del 50 aniversario del estreno de otra obra maestra de Kubrick, ‘2001: Una Odisea en el espacio>.
En la filmografía de Stanley Kubrick se dan de la mano piezas clásicas musicales con la narración visual de una forma revolucionaria para su época y que, según multitud de expertos, han influenciado a posteriores profesionales del cine. A continuación queremos hacer homenaje a la figura de este cineasta legendario a través de esta fusión de registros de ambos medios.
Música clásica para acompañar una película de vanguardia
Como señala Open Culture, Kubrick escogió para ‘2001: Una Odisea en el espacio’ integrar piezas clásicas (sin una grabación extraordinaria, como era la costumbre de la época), lo que despertó muchas controversias. Entre otras, el compositor de música de cine Bernard Herrmann, responsable de títulos como ‘Ciudadano Kane‘, ‘Vertigo‘, ‘Con la muerte en los talones‘, ‘Psicosis‘ o ‘Taxi Driver‘, lo consideró una auténtica “vulgaridad”.
Sin embargo, la secuencia de los hombres-mono que, después de encontrar un pulidísimo monolito, descubren el uso de las herramientas en una pila de huesos, acompañado de las notas de Así habló Zaratustra de Richard Strauss se ha convertido en uno de los pasajes más icónicos de la historia del cine.
Otro de los aspectos a tener en cuenta es que se trata de un filme muy experimental y con una narrativa muy poco tradicional, con largos pasajes sin palabras y difícil de ver para el público más palomitero al que parece que van dedicados todos los blockbusters hoy en día. Sin embargo, la banda sonora conduce la historia de una forma en la que empuja al espectador a sentir las emociones deseadas por Kubrick.
Otra escena memorable, conducida por otra pieza popular, es aquella de ‘La Naranja Mecánica‘ cuando se reproduce la novena sinfonía de Beethoven. Poco después de una secuencia de “ultraviolencia” (como lo denomina el protagonista), Alex DeLarge se encuentra en su habitación y vive un pequeño éxtasis relatando la experiencia de oír la composición, que se adereza con imágenes psicodélicas de cristos bailando y sueños de violencia del perturbado personaje.
Redefinición de las bandas sonoras con las elecciones de Kubrick
El medio digital norteamericano Raindance sostiene que Stanley Kubrick redefinió la forma en la que los cineastas utilizaban la banda sonora en las películas y, mediante sus elecciones, cambió el curso de la historia del cine (entre muchos otros aspectos, claro está). En palabras del director británico Tony Palmer, se concluye que antes de Kubrick la banda sonora “era decorativa o diseñada para enaltecer las emociones”. Después, “se convirtió en una parte esencial de la narrativa“.
Por último, destacaremos otra de sus más famosas películas, ‘El Resplandor‘, que da comienzo con los títulos de crédito sobre planos desde un helicóptero que sigue el coche de los protagonistas. La banda sonora escogida es una versión del canto gregoriano Dies Irae por Wendy Carlos. La pieza original tiene tintes religiosos y está relacionada con ritos funerarios cristianos y paganos. Colabora a generar la ambientación oscura, tétrica y estremecedora del relato, basado en una novela de Stephen King y que se ha convertido en una película de culto por su imaginario, múltiples explicaciones e intrigante desarrollo. Tal es la fascinación que esta película genera, que en 2012 se estrenó una cinta documental (Room 237) que explica todas las posibles teorías sobre lo que realmente ocurre en pantalla.