Hoy vamos a viajar en el tiempo, al pasado, que es reciente desde el punto de vista de los humanos, pero remoto desde el punto de vista de la tecnología y de Google. Nos vamos a 1996, agosto, y nos acercamos a Standford. Allí dos estudiantes se afanan por entender las entrañas de la Web haciendo una suerte de ingeniería inversa sobre la creación de Tim Berners-Lee. Larry Page y Sergei Brin trabajan juntos en un modelo de la web basado en grafos que les permita “leer” la estructura de las diferentes páginas y documentos existentes tratándolos como nodos interconectados entre sí.
Partiendo de esto, se preocuparon en cómo identificar los documentos o páginas de mayor relevancia en la Web y para eso tomaron la forma de proceder de las publicaciones académicas. En ese tipo de publicación, o ‘paper’, es tanto más relevante cuantas más citas a otros ‘paper’ relevantes haga, y también en la medida de las citas desde otros nuevos ‘paper’ que reciba. Además de ello, estaba la importancia percibida por cada cita, y esto es lo más emocionante: para un humano es fácil saberlo, pero… ¿para un algoritmo?
La magia matemática, más el ingenio humano: nace Google
Google fue al principio un motor de exploración (crawling) más una aplicación que permitía hacer búsquedas simples. Al filtrar los resultados de las búsquedas a través del PageRank, los resultados aparecían por orden de relevancia. Estos resultados eran notablemente mejores que los resultados obtenidos por los gigantes del momento, como Altavista o Excite. Esto os sonará a chino a muchos de vosotros, pero lo que consiguieron estos dos estudiantes para su proyecto fue impresionante.
No solo revolucionaron la forma en que hoy nos comunicamos, y también trabajamos, sino que consiguieron unos resultados espectaculares en la organización de las búsquedas por relevancia, y lograron que esa relevancia calculada fuese muy aproximada a la percepción humana de la relevancia. Y con cada actualización consiguen acercarse más y más a nuestra percepción de relevancia. Es una genialidad y por eso Google representa lo que representa. Pero todo tiene un comienzo, y este es el ordenador que albergó a Google por primera vez.
El ordenador que almacenó por 1ª vez la base de datos de Google
Ese ingenio que veis sobre estas líneas fue el primer almacenamiento de Google, una especie de ordenador hecho por piezas que iban encontrando en los laboratorios de Stanford y que recubrieron con una carcasa que hoy nos hace gracia (y entonces seguro que también) porque está hecha con bloques y figuras de LEGO.
Dada la cantidad de información a almacenar, este ordenador disponía de 10 discos duros con la mayor capacidad, entonces, del mercado: 4 GB. Un total de 40 GB almacenarían los aproximadamente 10 millones de documentos existentes en la Web. Ese primer almacenamiento se utilizó para probar el algoritmo que hizo posible lo que hoy es Google, y desde luego es historia verdadera. Se exhibe hoy en día en el Huang Engineering Center Special Exhibits, un museo de la tecnología que no nos deberíamos perder.
Más información | InfoLab Standford
Muchas gracias por el artículo Esteban, y por enlazar la información a las páginas oficiales y originales. Es un momento del pasado que he vivido y que conozco de primera mano, y ver después de muchos años que las cosas mas simples, con pocos recursos y con muchísimo ingenio y tenacidad, son al final las que cambian el mundo.