Cuando se trata de encontrar soluciones para descarbonizar el planeta y hacer del transporte algo más sostenible, todo ahorro es bueno. Ahora el fabricante de neumáticos Michelin ha dado a conocer una propuesta que ha salido de sus laboratorios consistente en unas gigantescas velas inflables que sirven para ahorrar combustible en los transportes marítimos de carga, reduciendo así las emisiones de CO2.
Podría decirse que la idea es tan sencilla como antigua: la energía del viento es gratis y las velas llevan utilizándose para la navegación marítima desde tiempos inmemoriales. Según los datos globales, estos titanes de los mares transportan el 90% de las mercancías y suponen el 3% global de las emisiones de CO2. Como el plan es reducir el 40% las emisiones en Europa para 2030, cuanto antes mejor.
Bautizado como WISAMO, de Wing Sails Mobility («Movilidad mediante Velas de Navegación») estas velas son parecidas a las alas de los aviones, pero en vertical. En comparación con el tamaño del barco son gigantescas, pero al ser velas inflables a baja presión pueden izarse y arriarse según convenga, por ejemplo, para pasar por debajo de puentes o en caso de condiciones meteorológicas adversas.
Cuando hay viento favorable, las velas se orientan y aunque el empuje que generan es pequeño –en comparación con el de los motores del barco– no es para nada despreciable. Puede considerarse una «ayuda gratuita» que reduce el consumo de combustible entre el 10% y 20%, según las circunstancias –algo parecido a las soluciones híbridas eléctricas de algunos automóviles. No es un mal ahorro.
La idea nació para servir como sistema híbrido en pequeños yates, pero los ingenieros que han trabajado en el proyecto han conseguido escalarlo al tamaño apropiado para los grandes buques. La versión final está construida con varias capas de material para dotarla de rigidez pero también flexibilidad y quizá por casualidad, quizá no, recuerda a los clásicos «michelines» del muñeco que representa a la marca. Este tipo de velas tiene un mejor rendimiento aerodinámico que las tradicionales y además han conseguido que en los puntos en que se instalen resulten muy resistentes, algo también importante.
El sistema telescópico para izar y arriar las velas puede instalarse en buques nuevos o en los ya existentes, buscando el punto más adecuado para optimizar el empuje y utilizar la energía del viento; dicen que incluso yendo en contra del viento muestra muy poca resistencia (además de que si hace falta se puede plegar completamente). Uno de los aspectos en que más trabajo han puesto es en que su manejo sea sencillo, porque incluso en los grandes barcos puede no haber expertos navegantes de veleros, de modo que todo funciona casi automáticamente: un botón para activarlo y el resto se hace solo. De demostrarse práctico y si no surgen problemas sería una forma relativamente rápida de reducir un poco las emisiones contaminantes en la carrera hacia los objetivos de 2030.
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